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Expulsión de los moriscos de Valencia, cuadro de Pere Oromig

A partir de 1609 en España había empezado la expulsión definitiva de la población morisca ; a más de un siglo de la conquista de Granada, a este pueblo se le quita el derecho a considerarse español y a seguir viviendo en su patria , la misma en que moraron durante centurias sus antepasados. Acusados de prácticas cripto-islámicas y vejados por la Inquisición, obligados a pagar las fardas, fuertes y particulares impuestos para la defensa militar, los moriscos habían sido protagonistas de varios alzamientos. Su destierro, llevado a cabo con una gran movilización militar naval y terrestre sin gloria ni brillo, contra gente inerme, sacudió brutalmente la cultura, la sociedad civil y la economía españolas. La expulsión valió a España reveses muy onerosos, considerando que los moriscos eran gentes muy hábil para la artesanía y el comercio, así que sus comunidades se habían convertido en centros de intercambio muy importantes. Pérdida tanto más sensible para la mayoría de los demás españoles,  incapaces de comprender tan dura rigidez.

Después de la experiencia de Barataria, Sancho Panza se ha vuelto verdadero protagonista : ello y las adversidades sufridas han moldeado su personalidad , así que aun más resulta personaje de vital importancia a la trama. Durante el viaje en busca de don Quijote, encuentra a un grupo de peregrinos alemanes, entre los cuales, disfrazado también de peregrino, anda un viejo amigo suyo, el tendero Ricote, que, como todos los españoles moriscos, ha sufrido el destierro impuesto por el rey Felipe III. El alma del exiliado se abre a la vista de una cara amiga.

El regreso del morisco sorprende e inquieta a Sancho , preocupado por la misma incolumidad de su antiguo vecino y amigo:

“¿…Quién te ha hecho francote y cómo tienes atrevimiento de volver a España, donde si te cogen y te conocen tendrás harta mala ventura?”

Ricote cuenta a Sancho sus travesías y los penosos viajes por el Mediterráneo y media Europa, relatando las incógnitas violencias sufridas y la vuelta a España en busca de su tesoro oculto y de noticias sobre su hija Ana Félix, también desterrada. Es un pasaje de profunda introspección psicológica, donde el morisco subraya sus sentimientos de hispanidad y amor hacia la patria perdida:

“Y Ricote , sin tropezar nada en su lengua morisca, en la pura castellana le dijo las siguientes razones…

En ninguna parte hallamos el acogimiento que nuestra desventura desea, y en Berbería, y en todas partes donde esperábamos ser recibidos, acogidos y regalados, allí es dondes nos ofenden y maltratan.

y es el deseo tan grande que casi todos tenemos de volver a España…”

Durante este encuentro, todos los caminantes, Sancho, Ricote y los peregrinos alemanes, cada uno con un sueño a realizar al término de su viaje, vivirán un inolvidable momento de solidario convivio. Así el vino y unos buenos manjares apagarán por un rato las inquietudes y las penas de los dos amigos.

Y Sancho respondía: “Bon compaño, jura Dí !” y disparaba con una risa que le duraba una hora, sin acordarse entonces de lo que le había sucedido en su gobierno; porque sobre el rato y tiempo cuando se come y se bebe poca jurisdicción suelen tener los cuidados.”

Agotados el vino y la alegría, con un tanto de amargura Sancho admitirá su fracaso como gobernador:

…“He ganado – respondió Sancho – el haber conocido que no soy bueno para gobernar.”

figura-de-don-quijote-y-sancho-panza-atardecer-1Están presentes en este episodio no sólo la emoción por el pasado, sino también el miedo a la angustia en la que se ha encerrado el imperio español : con el destierro de los moriscos, España se ha vuelto contra sí misma , contra el precioso legado de la cultura y presencia de una minoría tan fecunda para el País. Sancho no aceptará de participar en la búsqueda del tesoro escondido de Ricote, sin embargo no traicionará a su querido amigo ; en las palabras que Cervantes pone en su boca se advierte el rechazo de la injusticia cometida contra la comunidad morisca :

“…conténtate que por mí no serás descubierto, y prosigue en buena hora tu camino…”

Y, comentando la triste partida de Ana Félix, añade : “

Salieron a verla cuantos había en el pueblo…a todos pedía la encomendasen a Dios y a Nuestra Señora su madre; y esto con tanto sentimiento, que a mí me hizo llorar, que no suelo ser muy llorón…a la fe que muchos tuvieron deseo de asconderla y salir a quitársela en el camino; pero el miedo de ir contra el mandato del rey los detuvo.”

Pero un largo recorrido y nuevas aventuras aun esperan a Don Quijote y a su valiente escudero, camino de Barcelona.

“ Y déjame partir de aquí, Ricote amigo; que quiero llegar esta noche adonde está mi señor don Quijote.”

Con la fuerza de los mejores sentimientos , amor, cortesía, fidelidad y un un dejo de buena suerte, escudero y caballero andante pasarán a través de varios accidentes, como un extraña sima, casi un “agujero negro” y el bandolerismo catalán, que sin embargo no los extraviarán de su camino.

Tendieron don Quijote Y Sancho la vista por todas partes: vieron el mar, hasta entonces no visto, parecióles espaciosísimo y largo harto más que las lagunas de Ruidera, que en la Mancha habían visto.” 

Lagunas de Ruidera

“¡ Thalatta, Thalatta ! (= ¡ La mar, la mar!)” Sancho y el Caballero de la Triste Figura vivirán una experiencia parecida a la de los soldados griegos en la Anabasis de Xenophon, con además la sensación de maravilla y descubierta ante una dimensión desconocida e inesperada, este universo de agua que se pierde allende el horizonte. Porque, como escribía un anónimo poeta griego-bizantino del siglo VI d.C.:   “Cada vez que, después de un largo camino por tierra, la mar me aparece desde lejos, es como si volviese a nacer, porque la mar es cuna de todo ser viviente.

Barcelona acogerá a caballero y escudero y su atmósfera será un sedante para las dudas y congojas de ambos personajes…hasta la llegada del Caballero de la Blanca Luna.

También la búsqueda de Ricote será positiva : además de hallar su tesoro escondido, encontrará a su hija perdida, que la mar le devuelve : Ana Félix, regresa a España sobre un bajel berberisco, disfrazada de hombre.    Y Cervantes aprovecha para sugerir una posible reconciliación que solucione el drama sin salida de este pueblo sinceramente español:

Quedóse Ana Félix con la mujer de don Antonio y Ricote en casa del visorrey.”

Hasta después de la derrota sufrida por el Caballero de la Blanca Luna, don Quijote recuerda con sincero pesar la preciosa aportación de la habla y cultura morisca a la lengua castellana :

“, …y este nombre albogues es morisco, como lo son todos aquellos que en nuestra lengua castellana comienzan en al…”

Pese a las difíciles circunstancias y las ojerizas que le rodean, Cervantes, como el Caballero de la Triste Figura, queda un soñador que pone sus maravillosas obras al servicio de sueños e ideales, enfrentándose a la pobreza moral y las corruptelas del poderío cortesano y eclesiástico epocales. La necesidad y el desdén hacia la perrería de “Avellaneda” empujan sus energías e intelecto, y, en un esfuerzo poderoso, logra completar la segunda parte de su obra cumbre, de incomparable belleza. La obra del falso Quijote llevará consigo la maldición de la mentira y el engaño, con además la condena a sobrevivir avergonzada a la sombra de la grandeza cervantina.

Nando Pozzoni