3 febrero, 2019

Vaya festín, mamá!
¿Festín? ¿A esta comida de monja de clausura llamas festín? Mira, un caldo valiente.
¿Por qué lo llamas valiente?
Pareces tonto, hijo. Porque no tiene nada de gallina. Y mira, dos obleas de pescadilla cocida. Aquí es que te dan las raciones moscas y luego te las vuelan.
Ante tal entusiasmo gastronómico me encajé en el torturado sillón y tiré de Quijote.
¿Otra vez con ese mamotreto? Tú sigue así, que camarón que se duerme se lo lleva la corriente.
En aquel lejano entonces no se me ocurrió pensar en la relación que podría existir entre el diccionario de refranes que se extiende por todo el Quijote y la capacidad de mi madre, una mujer del pueblo, como Sancho, para salpicar de refranes cualquier circunstancia del discurso y de la vida en general. Pero tiene explicación.
Sigue leyendo →
23 enero, 2019

Vaya tontuna de lectura. ¿Sabes lo que te digo? Lo mismo que D. Quijote te diría, que quien de joven no corre, de viejo trota. Así que ya puedes mover el culo y buscarte un trabajo de provecho, que te van a salir espolones detrás de las orejas.
No he encontrado nunca este refrán en todo Cervantes, pero la verdad es que mi santa madre vivía, como Sancho, dándose explicaciones de los avatares de la vida a salto de refranero.
Buenos días, Dña. Angustias. Soy Violeta, la enfermera jefe del servicio y acabo de volver de vacaciones.
Pues, ¡a buenas horas! Ya me he muerto, por lo menos, un par de veces. Mi madre era un dechado de fineza cortesana y prudencia diplomática, como se ve.
Sigue leyendo →